En pleno monte, a doce kilómetros del pueblo, se encuentran los restos de la ermita de Santa María de Yerga. La talla de este templo se venera en la Iglesia Parroquial. El conjunto estaba construido en mampostería y sillería. Lo que se conserva parece ser de la segunda mitad del siglo XII.
Este santuario fue el primero que instaló la orden del Cister en la Península, tras su expansión desde Francia. Como era propio del carácter severo y eremita de dicha orden en sus comienzos, buscaron un paraje natural agreste y alejado de poblaciones, encontrando el idóneo en la cima de Yerga, donde mana una asombrosa fuente, dada la altitud. Pero no duró mucho el asentamiento y, probablemente debido a las duras condiciones del clima, debieron abandonar el lugar trasladándose al Valle del Alhama, fundado el monasterio de Fitero, que fue uno de los más importantes del Cister, en España.
La Virgen de Yerga
Talla Románica en madera policromada, de principios del siglo XIII, con rasgos ya propios del Gótico: los ropajes, la verticalidad, el gesto sonriente; unidos a los típicos del Románico; su inmovilidad, la nula comunicación entre la madre y el niño, sirviendo ésta como trono para Jesús.
La imagen de la Virgen de Yerga, procede del antiguo santuario, hoy arruinado, sito en la cima del monte. Desde allí se trajo a la parroquia de Autol, donde se encuentra actualmente.